Río Silala
Por Soledad Alvear
La Tercera
Luego de enfrentar problemas políticos (pérdida del referéndum para lograr una nueva reelección y otros) el Presidente de Bolivia ha intentado nuevamente distraer la atención de su población anunciando una nueva demanda contra Chile ahora por las aguas del Río Silala.
Recordemos que el Silala aparece ya como un río internacional en mapa anexo al Tratado de 1904 y Bolivia jamás discutió lo anterior hasta 1997. Sólo a partir de esa fecha comenzó a sostener que no tendría tal carácter de río internacional sino de manantiales que habrían sido artificialmente desviados a Chile. Ello sin embargo no tiene base.
Por la conformación geológica de la zona las aguas del Silala fluyen naturalmente hacia Chile como producto de la ley de la gravedad, por encontrarse nuestro país aguas abajo. De acuerdo al derecho internacional, al tratarse ese río de un recurso hídrico compartido, debe dársele a él un uso equitativo y razonable entre Chile y Bolivia.
En consecuencia, nuestro país ha estado permanentemente dispuesto a dialogar con Bolivia respecto del uso compartido de dichas aguas. Ello se reflejó en las negociaciones que culminaron el año 2009 con un pre acuerdo alcanzado en un grupo bilateral entre ambos países sobre este tema del cual posteriormente Bolivia se desmarcó y señaló que no lo iba firmar, lo que implicó que el mismo fracasó. La anunciada demanda de Bolivia carece de todo fundamento.
Este incremento de la hostilidad del Gobierno boliviano en contra de nuestro país ha reflotado una vez más la discusión acerca de la conveniencia que nuestro país se retire del Pacto de Bogotá. A este respecto, creemos que en una materia de política exterior como ésta, debemos propender a una definición de política de Estado que no esté marcada por la coyuntura específica originada por un gobierno vecino hostil. En ese sentido hay que tener presente que un eventual retiro del Pacto de Bogotá no tendrá efecto alguno en la demanda que actualmente está sometida a conocimiento de la Corte ni en las que eventualmente se presenten hasta un año después del anuncio del retiro. Por el contrario, retirarse del Pacto podría tener como efecto indeseado el incentivar la presentación de todo tipo de demandas en contra de nuestro país dentro del año posterior.
Además hay que considerar que si bien Chile hasta el momento ha sido demandado ante la Corte, bien podría ser eventualmente demandante en un futuro y un retiro del Pacto le impediría aquello. Por de pronto el Gobierno ha anunciado que si Bolivia materializa su demanda por el Río Silala Chile contra demandará a Bolivia.
Por último hay que considerar que la ratificación de Chile del Pacto de Bogotá se dio luego de un largo proceso de deliberación que llevó más de 20 años (entre 1948 y 1974). Chile ha hecho además una doctrina de su política exterior el respeto de los tratados internacionales y su adhesión al principio de solución pacífica de las controversias. Todo lo anterior hace desaconsejable en estos momentos plantear el retiro de Chile del Pacto de Bogotá.
Recuadro :
Retirarse del Pacto podría tener como efecto el incentivar la presentación de todo tipo de demandas en contra de nuestro país dentro del año posterior.